jueves, 21 de marzo de 2013

David Lynch

Debo confesar que cuando empecé a ver sus películas, hacía un esfuerzo enorme para entenderlas, semejante esfuerzo me condujo inevitablemente a quedar afuera de la dimensión que él con una excelencia sin igual despliega en su cine, una dimensión onírica , que pone en evidencia los mas esencial de lo humano: La estructura del ser hablante. Con los años y ya sin esfuerzo, dejándome llevar en sus carreteras- laberintos, algo comenzó a conectar. Films tales como Terciopelo Azul, Mulhollant Drive. Inland Empire y Carretera Perdida, refieren a la iniciación sexual, la problemática de la virilidad, el camino hacia lo femenino, la locura femenina y sus posibles salidas o no y mucho más. Es impresionante como las experiencias del doble, los objetos mirada y voz se ponen de manifiesto en escenas donde se sustituyen temporalidades y personajes. Es inconmensurable y difícil de transmitir, la experiencia de entrar de la mano de este director, hacia un viaje que trasciende límites discursivos. Tal vez comparables a la experiencia de un análisis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario